Hay momentos, siempre en el trabajo, que siento como si se me hundiera la boca del estómago, y se me quedara un hueco, un vacío emocional, y una sensación de ahogo, y me inunda una tristeza y una melancolía enorme, sintiendo un temblor interno en todo el cuerpo, un estremecimiento, que a veces me asusta, no sé si es que estoy entrando en una depresión causada por el estrés del propio trabajo, no sé, lo cierto es que siempre que me ocurre en el trabajo, y cada vez más frecuentemente, pero lo importante de todo esto, y es a lo que iba, es que desde que me está pasando esto, justo en ese instante del estremecimiento, en mi mente aparece una imagen clara y nítida, LA TRISTE MIRADA DEL GORILA, y es que hace años, estando en casa de mi amigo Guillermo Orozco en Madrid, fuimos con Pipi, su hija al zoo, y hubo un hecho que me afligió muchísimo, y es que cuando pasamos frente a los gorilas, en un rincón, había un gorila quieto como una sombra, sin alterarse ni reaccionar ante las llamadas de atención de los niños y mayores, y lo que hizo que temblaran los cimientos de mi alma, es que me dirigió la mirada, pero una mirada vacía perdida en el infinito, quizás de su memoria, pero con una carga de tristeza que no pude soportarla, y ahora, vuelve a mi, en esos momentos en los que quizás me encuentre tan arrinconado y tan PRISIONERO como aquel gorila, y cuando aparece la visión de esa triste mirada no sea la del gorila, sino la mia.