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miércoles, 24 de julio de 2013

OTRO MÁS. YA VAN 45

Bueno, tras la tormenta llegó la calma, y en la calma la reflexión.
Hoy ha sido un día, emocionalmente, grandioso, con esto de las redes sociales, he estado más arropado por mis amigos que nunca. La verdad, es que me han felicitado por todas la vías posibles, "Facebook, Whastapp, Emails, Teéfono, Personalmente....." y lo más fascinante es que me han felicitado mi gente del día a día, mi mujer, mi hijo, la chiquinina no, porque es eso, muy chiquinina, mis padres, hermanos, cuñados, primos.....familia en general, me han felicitado los amigos de siempre, los de toda la vida, los amigos de ahora, los que veo a diario, los que hace años que no veo, me han felicitado los amigos del Camino de Santiago, los amigos que se forjaron en la fragua del Metal (los roqueros), los amigos del mundo taurino, del mundo cofrade, mis amigos del mundo de la fotografía, amigos con los que he compartido escenarios haciendo música celta, mis amigos del mundo carnavalero, amigos vecinos de la calle, amigos del grupo de padres del colegio de mi hijo, amigos de mis amigos, compañeros de mis trabajos, amigos de la hermandad de la Fe, amigos desde USA, Alemania, Portugal...........y la verdad me ha llenado el alma, y no me cansaré de daros las gracias, por estar ahí simplemente, no tendré un duro, pero me siento enormemente rico, por teneros a todos, gracias.

miércoles, 17 de julio de 2013

...NO TENÍAMOS MODA VERDE EN NUESTROS DÍAS.....

OTRA HISTORIA, QUE ME LLEGA Y NO PUEDO DEJAR DE COLGARLA.



En la fila del supermercado, el cajero le dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa, ya que las bolsas de plástico no son buenas para el medio ambiente.

La señora pide disculpas y explica: “Es que no había esta moda verde en mis tiempos.”

El empleado le contestó: “Ese es ahora nuestro problema. Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente.”

Tiene razón: nuestra generación no tenía esa moda verde en esos tiempos:

En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosa y las de cerveza se devolvían a la tienda.

La tienda las enviaba de nuevo a la fábrica para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.

Pero lleva razón, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.

Subíamos las escaleras, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio ni oficina. Íbamos andando a las tiendas en lugar de ir en coches de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 200 metros.

Pero tiene Vd. toda la razón. No teníamos la moda verde en nuestros días.

Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no los había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con 220 voltios. La energía solar y la eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos.

Pero está en lo cierto: no teníamos una moda verde en nuestros días.

Entonces teníamos una televisión, o radio, en casa, no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo, no una pantallota del tamaño de un estadio de futbol. En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hiciesen por nosotros. Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no cartones preformados o bolitas de plástico. En esos tiempos no arrancábamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el césped; usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre cintas mecánicas que funcionan con electricidad.

Pero claro que está Vd. en lo cierto: no había en esos tiempos una moda verde.

Bebíamos del grifo cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas de plástico cada vez que teníamos que tomar agua. Recargábamos las estilográficas con tinta, en lugar de comprar una nueva y cambiábamos las cuchillas de afeitar en vez de tirar a la basura toda la maquina afeitadora sólo porque la hoja perdió su filo.

Pero,eso sí, no teníamos una moda verde por entonces.

En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o el autobús y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o andando, en lugar de usar a su mamá como taxista las 24 horas. Teníamos un enchufe en cada habitación, no un regleta de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima.

Así que me parece lógico que la actual generación se queje continuamente de lo irresponsables que éramos los ahora viejos por no tener esta maravillosa moda verde en nuestros tiempos.


Sinceramente una historia que da para pensar...
Normalmente se le echa la culpa a nuestras anteriores
generaciones de el daño ambiental que hay ahora,
pero después de leer esto, aún lo crees?

No seremos nosotros los que con tanto avance
estaremos cargándonos el medio ambiente en vez
de sanearlo????...

martes, 2 de julio de 2013

UNA PRECIOSA CANCIÓN PARA UNA BELLA Y TRISTE HISTORIA

LA HISTORIA DE REBECA: LA LOCA DE SAN BLAS

La canción de Maná, "El muelle de San Blas", era de una historia real. Este fin de semana tuvo su final con la muerte de su protagonista, Rebeca Méndez Jiménez, una mujer de 63 años que desde 1971 esperaba en el puerto el regreso de su novio, un joven que salió a pescar y jamás regresó.




La mujer fue homenajeada por los pobladores de Puerto Vallarta, donde se convirtió en un símbolo por la espera de su amor. Fueron más de 41 años que esperó a su amado Manuel, quien salió de pesca. Sin embargo, quedó atrapado por un huracán que azotó el mar. Nunca más se supo de él y tampoco se encontró su cuerpo. Estaban a una semana de casarse. El golpe fue tan fuerte para Rebeca que desde el día que desapareció Manuel, lo esperó con su traje blanco. Bien fina ella. Con esa elegancia vendió dulce a los turistas en el Muelle de San Blas. Allí fue que el líder de la banda, Fher, la conoció en la década de los noventa.
Se interesó por su historia y la convirtió en una de las más hermosas canciones de Maná.    

El cuerpo de Rebeca fue cremado y sus cenizadas arrojadas al mar en búsqueda de su gran amor por las autoridades de Puerto Vallarta, quienes piensan levantar un monumento donde la mujer esperaba a su amado con el fin de recordar por siempre esta maravillosa historia. (Comparte en memoria de rebeca)