Mañana es San Sebastián y la verdad que sin tener nada que ver lo religioso, porque no lo tiene, me llama mucho esa fiesta, y creo que es por la nostalgia que me provoca.
Yo nací en San Pedro, y allí me crié y viví hasta los 32 años, y por la puerta de mi casa año tras año pasó siempre el santo, y aunque eso realmente no me atraiga, lo que si me viene a la memoria, es la calle San Sebastián y con ello mi niñez, y el recuerdo de tantos amigos que el tiempo ha ido dejando atrás, pero que como por arte de magia, nos encontramos, ahora paseando a nuestros hijos por eso adoquines por los que corríamos, nos caímos y nos peleábamos por una u otra cosa, y nos paramos nos saludamos nos preguntamos como nos va la vida y recordamos algunas de aquellas batallitas, y todo eso en lo que dura un saludo, por eso me gusta y me encanta ir a San Pedro el día de San Sebastián, seguro que veré a Kiko y Dani, a Josema, a Andrés, a Pepe, a Juan Carlos y su hermano el Curro, quizás me encuentre a Pirde, o a Diego, también ese día, seguro que me cruzaré con Gerardo del bar San Pedro, y con Fran y Robert, los gallegos.
Compraré un palmito y le enseñaré a Axel lo que se come de él y como pelarlo, también compraré palo dulce, y de nuevo mi mente dará un vuelco emocional y me volveré a ver con todos aquellos amigos repartiéndonos tiritas de palo dulce, o vendiéndonos entre nosotros trocitos a peseta, que lo habíamos cogido en la Rábida.
Por todas estas cosas es por lo que ahora en mi madurez, me encanta ir a San Sebastián.
Yo nací en San Pedro, y allí me crié y viví hasta los 32 años, y por la puerta de mi casa año tras año pasó siempre el santo, y aunque eso realmente no me atraiga, lo que si me viene a la memoria, es la calle San Sebastián y con ello mi niñez, y el recuerdo de tantos amigos que el tiempo ha ido dejando atrás, pero que como por arte de magia, nos encontramos, ahora paseando a nuestros hijos por eso adoquines por los que corríamos, nos caímos y nos peleábamos por una u otra cosa, y nos paramos nos saludamos nos preguntamos como nos va la vida y recordamos algunas de aquellas batallitas, y todo eso en lo que dura un saludo, por eso me gusta y me encanta ir a San Pedro el día de San Sebastián, seguro que veré a Kiko y Dani, a Josema, a Andrés, a Pepe, a Juan Carlos y su hermano el Curro, quizás me encuentre a Pirde, o a Diego, también ese día, seguro que me cruzaré con Gerardo del bar San Pedro, y con Fran y Robert, los gallegos.
Compraré un palmito y le enseñaré a Axel lo que se come de él y como pelarlo, también compraré palo dulce, y de nuevo mi mente dará un vuelco emocional y me volveré a ver con todos aquellos amigos repartiéndonos tiritas de palo dulce, o vendiéndonos entre nosotros trocitos a peseta, que lo habíamos cogido en la Rábida.
Por todas estas cosas es por lo que ahora en mi madurez, me encanta ir a San Sebastián.