Ayer volví a rozar la felicidad, cuando Hevia, comenzó a hacer sonar sus gaitas, travesera y low whistle, y como en una transparente bruma que transportara las notas, y las hiciera llegar hasta mi, haciendo que se me erizara toda el alma, haciéndome brincar, bailar, cantar y sonreir al recordar con algunos de sus comentarios lugares por los que he pasado en Asturias, e historias que a los folkloristas nos enamoran, y todo esto reforzaba cada vez más mis ansias de volver a un escenario y dar lo que más me gusta de mi, mi felicidad cuando hago música, porque es verdad, cuando toco soy feliz, y más feliz aun cuando los músicos con los que uno toca transmiten la misma felicidad, porque se cierra el círculo, un círculo armónico que va más allá de la propia música.
En fin echo de menos sentarme con mi guitarra, mi acordeón o cualquiera de mis instrumento, y con mis AMIGOS, a echar un buen rato y se que Andrés y Alonso también piensan lo mismo.
En fin echo de menos sentarme con mi guitarra, mi acordeón o cualquiera de mis instrumento, y con mis AMIGOS, a echar un buen rato y se que Andrés y Alonso también piensan lo mismo.
1 comentario:
Yo si pienso lo mismo ;)
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