Hoy me he levantado, y hablando con mi mujer, no hemos tenido que plantearnos mucho, ni tan siquiera discutirlo, la idea de darnos de baja de Internet, y lo cierto es que el Mundo está en crisis, y por supuesto yo también, y aunque este fin de semana la cúpula de mi empresa se haya reunido con los delegados y comerciales, para tranquilizar el ambiente de miedo que se estaba creando en la empresa, con todo tipos de comentarios sobre un posible cierre, ERE, etc, y confirmar que no hay problema, que esto sigue hacia delante, pues la realidad es que yo sigo ganando muy poco, y que mi mujer con esta crisis sigue parada, y además sin ningún atisbo de esperanza en volver a trabajar, por lo menos en su trabajo, y claro, los ingresos disminuyen y los gastos se mantienen, con lo que uno se plantea tantas cosas, que empieza por discernir lo que realmente es necesario para vivir y lo que no, y con tan sólo una pequeña visual uno se da cuenta que todo es ornamental, que realmente nada importa de lo que en principio consideramos necesario para vivir, nos hemos creado una serie de pseudos-necesidades, que miedo nos daría quedarnos sin móvil, por ejemplo, o sin Internet, con lo “necesario que es para comunicarnos con alguien que está más allá del océano” (jajaja), o para malgastar el tiempo de toda una tarde en ver 50 emails de archivos pps, que nos han llegado en cadena porque estamos en la lista de contactos de algún amigo, que si no nos lo manda una mala fortuna le alcanzará (ohhh), (jajajaja), y resulta que esa tarde, por ejemplo, ha estado preciosa con un gran sol, y nuestro hijo se ha quedado jugando en su alfombra con los playmobil, o la lástima que nos damos cuando nos llega la publicidad del Media-markt y vemos ese pedazo de pantallón que nos imaginamos en nuestro salón, y no vemos con la ilusión con la que compramos nuestra “obsoleta” tele de tubo de rayos catódicos que tan bien se ve, ya entra en juego nuestra codicia por lo ornamental y no lo necesario (como si fuera necesario ver la tele), y es que nuestra penosa vida está dirigida desde el momento en que hacemos NECESIDAD lo meramente ornamental, lúdico y la realidad es que cuando vivimos por encima de nuestras posibilidades, nos convertimos en esclavos del sistema, por eso si vamos eliminando innecesidades, empezaremos a ser libres aunque ganemos muy poco, si vivimos con lo que tememos nos daremos cuenta de lo inmensamente ricos que somos al tener la libertad de decidir como vivir, porque el mayor tesoro es recibir un beso, cantar cualquier canción, participar de una gran conversación, contemplar un puesta de sol, sentir el viento en la cara, una buena risa, una caricia de la persona amada, una sonrisa, la belleza y el aroma de una flor, y todo eso es gratis, pero nos bombardean con miles de anuncios, que por bonitos y sensibles que sean lo que pretenden es que lo compremos, aunque no lo necesitamos, quien necesita la coca-cola, pero seguro que no nos falta en casa, y con eso no digo que no nos la tomemos, no, en ningún caso digo eso, pero si abrimos la nevera y no vemos nuestra lata de refresco o cerveza, joder, que mal, no?? Y luego decimos que lo que realmente nos quita la sed es el agua, pues, si, somos los reyes de la incongruencia.
Y lo que realmente es necesario, es cubrir los tres pilares básicos de la NECESIDAD, que son el TECHO, el PAN y el ABRIGO, y si se profundiza sobre estos tres pilares todavía se ahonda más y se puede depurar más, que prenda cubre las necesidades de abrigo??, la que teniendo la misma cantidad de tejido, tiene un logotipo muy famoso???,
Y que decir de las bienaventuradas MARCAS BLANCAS, ¿porque pagar más cuando en una lata de tomate frito de 250ml porque lo identificamos con lo que nos meten continuamente por tv, o un litro de leche muy anunciado en tv, cuesta el doble que uno de marca blanca, por eso benditos sean los que miran y remiran los precios, porque en realidad son ricos, conocen la diferencia entre NECESIDAD Y CODICIA.
Cuando salía de casa, miré a mi jazmín, y me acababa de regalar su primera flor del año, y comprendí que eso no tenía precio.